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Los masáis

La gente que ha hecho del Ngorongoro un lugar muy bueno somos nosotros

Masái

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Los masáis son uno de los pueblos indígenas más conocidos del mundo y algunas regiones de su territorio ancestral en Kenia y Tanzania, como el Serengueti o el cráter del Ngorongoro, son paisajes emblemáticos.

Pero más allá de lo que muestran las revistas de viajes o las películas de Disney se esconde una historia mucho menos idílica: robo de tierras, expulsiones, violencia… A pesar de que los gobiernos, las organizaciones conservacionistas y los operadores turísticos se han afanado en ocultar estos delitos, los masáis resisten con determinación.

“La gente es fuerte y está dispuesta a luchar contra este robo de sus tierras” (hombre masái, Tanzania).

Únete a la lucha de los masáis para proteger su futuro y poner fin a la explotación de sus tierras.

Masáis

Cómo empezó todo

Los masáis (“el pueblo que habla la lengua maa”) son pastores seminómadas que sienten un profundo respeto por su ganado. Este es crucial para alimentarse, obtener ingresos y para la vida comunitaria. Los lazos son tan cercanos que algunas familias dejan que los terneros pasen la noche en sus hogares.

Para los masáis, que durante generaciones han prosperado en un entorno considerado “hostil” por los foráneos, la verdadera riqueza se basa en sus valores sociales. Cuentan con un sistema de tenencia comunal de la tierra en el que todos los habitantes de una región comparten el acceso al agua y los pastos. Ello ha permitido a los masáis desplazarse con sus rebaños por “Maasailand” y adaptarse con éxito a patrones de lluvia variables. 

Sin embargo, las colonizaciones británica y alemana, así como la creación de reservas de caza y otras Áreas Protegidas, han conllevado que muchas comunidades masáis fueran expulsadas de sus territorios ancestrales y que su acceso a los mismos quedara restringido. 

El acaparamiento de tierras masáis continúa a día de hoy.

Expulsiones

Me detuvieron dos veces. Una de ellas mientras trabajaba con grupos de mujeres para recaudar dinero y pensaron que estábamos ‘movilizándolas’ para hablar de la situación a la que nos enfrentamos.
Mujer masái, Tanzania

Actualmente los masáis de Tanzania siguen luchando contra los nuevos intentos del Gobierno de expulsarlos de sus tierras. Más de 170.000 masáis corren peligro de ser desalojados forzosamente de ellas, si no lo han sido ya, para dar paso a la caza de trofeos, al turismo y a la conservación de la fauna silvestre en Loliondo y en el Área de Conservación del Ngorongoro (NCA).

“Son espinas venenosas en nuestro cuerpo”

Es la misma historia que se repite una y otra vez, pero los masáis resisten. Se han organizado, convocan protestas y piden ayuda a tribunales y aliados internacionales como Survival. Su lucha es tremendamente dura: las autoridades tanzanas responden a su resistencia con redadas, tiroteos, una represión brutal de las protestas, detenciones arbitrarias y la confiscación de su ganado

El Gobierno ha negado que los masáis sean indígenas y ha impedido las visitas de investigadores independientes, eurodiputados y periodistas. Las autoridades han recortado los servicios sanitarios, incluidos los destinados a la infancia y a mujeres embarazadas y otros servicios públicos como la escolarización o el acceso al agua potable. Todo ello como parte de sus intentos por obligar a los masáis a aceptar los llamados “traslados voluntarios”. 

 

Complicidad

La Sociedad Zoológica de Frankfurt (FZS) y la UNESCO viajan por todo el mundo para hablar del Ngorongoro, pero no nos invitan a hablar. Al contrario, hablan mal de nosotros.
Hombre masái, Tanzania

El Gobierno de Tanzania cuenta con el apoyo de grandes organizaciones conservacionistas como la Sociedad Zoológica de Frankfurt (FZS), gobiernos occidentales y organismos donantes, y también con instituciones internacionales como la UNESCO. 

La Sociedad Zoológica de Frankfurt

La Sociedad Zoológica de Frankfurt (FZS) es una organización conservacionista clave que trabaja en las tierras ancestrales de los masáis. Los masáis consideran a la FZS su “enemigo número uno”. Su implicación comenzó con el que fuer su director toda la vida, Bernhard Grzimek. Grzimek no sólo fue eugenista y miembro del partido nazi en la Alemania de Hitler, también fue un firme defensor de la expulsión de los masáis de sus tierras. La FZS sigue abrazando sus ideas, o en sus palabras: “El Serengueti no es tierra de pastos”. Más información en este vídeo.

 La UNESCO

La UNESCO ha desempeñado un papel fundamental en la legitimación del robo de tierras de los territorios masáis. Ha insistido en que "el crecimiento de la población masái y el número de cabezas de ganado deben mantenerse dentro de la capacidad de la propiedad". 

Los masáis han criticado a la UNESCO por designar como Patrimonio de la Humanidad el Área de Conservación del Ngorongoro, sin su consentimiento libre, previo e informado y por ser un lugar donde se producen abusos y violaciones de los derechos humanos. 

Los representantes masáis llevan años presentando informes de expulsiones, violaciones de derechos humanos y acoso ante diversos organismos de la ONU, incluida la UNESCO, y demandando una  investigación. Cuando finalmente se llevó a cabo dicha investigación en febrero de 2024, no fueron oficialmente informados y la misión de la UNESCO únicamente habló con las partes interesadas designadas por el Gobierno. La misión no se reunió con representantes legítimos de los masáis de la zona de conservación del Ngorongoro.

En el contexto de estas violaciones de derechos humanos, los representantes masáis han solicitado que el Ngorongoro sea retirado de la lista como lugar Patrimonio de la Humanidad. 

Para más información, recomendamos leer el informe de Survival sobre Patrimonio de la Humanidad y derechos de los pueblos indígenas



Todos ellos afirman que hay “demasiados” masáis y ganado y los responsabilizan de la destrucción medioambiental en la zona: esta idea racista de superpoblación y sobrepastoreo de los pueblos indígenas está profundamente arraigada en el pensamiento occidental desde la época colonial, se utiliza para justificar las “reubicaciones” y viene acompañada de recursos y dinero para hacerlas posibles.

Delegación masái ante una estatua del conservacionista alemán Bernhard Grzimek en el zoo de Frankfurt. Piden a Alemania y a la Sociedad Zoológica de Frankfurt (FZS) que no financien el modelo de conservación de la naturaleza colonial de Grzimek, 2023. © FIAN Deutschland

Los estudios demuestran que los pueblos indígenas son quiénes cuentan con mayor conocimiento y habilidades para gestionar sus tierras y proteger el mundo natural. Las investigaciones confirman que el pastoreo no sólo NO destruye el medioambiente, sino que lo moldea y protege. Sin embargo, el Gobierno de Tanzania y los conservacionistas occidentales se alían para restringir los derechos territoriales de los masáis en nombre de la conservación de la fauna al tiempo que transforman sus tierras en atracciones turísticas. Como los masáis nos cuentan, estas son una fuente de contaminación, escasez de agua y estrés para sus animales. 

 

El camino a seguir

[Los conservacionistas] permitieron los alojamientos dentro del parque. Lo que prohíben dentro no son los "humanos" en general, sino los pastores. Sería mucho mejor para la naturaleza permitir el pastoreo dentro del parque en lugar del tráfico de coches [de turistas] que hay ahora. Pero la conservación aporta ingresos, mientras que echarnos es fácil.
Hombre masái, Tanzania

En Survival hemos amplificado las voces de los masáis para que se escucharan sus testimonios, hemos denunciado las violentas expulsiones en medios de comunicación internacionales, hemos protestado frente a las oficinas del gigante de la conservación FZS y hemos presionado con éxito para que se aprobara una resolución pionera en el Parlamento Europeo en apoyo a los masáis. En el verano de 2024, gracias a la presión de representantes masáis, Survival y otros simpatizantes de los masáis, la Comisión Europea canceló varios millones de euros destinados a la conservación de fortaleza en Tanzania ante la inquietud por la situación de los masáis. 

Está claro: los masáis necesitan sus tierras para sobrevivir y vivir bien, y tienen derecho a ello. Ayúdanos para presionar contra la complicidad de los conservacionistas y donantes occidentales en las expulsiones territoriales de los masáis. Esto también ejercerá presión sobre el Gobierno tanzano.

Por los masáis, por la naturaleza y por toda la humanidad. 

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