Los sentineleses son un pueblo indígena no contactado que vive en la isla Sentinel del Norte, una de las islas de Andamán y Nicobar en el océano Índico. Rechazan enérgicamente todo contacto con foráneos
Survival International presiona, protesta y usa la presión de la opinión pública para asegurar que su deseo de permanecer sin contactar se respete.
Si no, este pueblo indígena podría ser aniquilado por enfermedades contra las cuales no tienen inmunidad.
El pueblo indígena más aislado
Los sentineleses son el pueblo indígena más aislado del mundo. Viven en su propia pequeña isla arbolada llamada Sentinel del Norte, que tiene aproximadamente del tamaño de Manhattan y es forma parte de un archipiélago que es también el hogar de otro pueblo indígena no contactado: los shompen. Continúan resistiéndose a cualquier contacto con foráneos, y atacan a cualquiera que se acerque. Puedes descubrir más información sobre las campañas de Survival por los pueblos indígenas no contactados aquí.
En noviembre de 2018, John Allen Chau, un hombre estadounidense, fue asesinado por miembros del pueblo sentinelés cuando trataba de convertirlos al cristianismo. Su intento ilegal de contactarlos podría haber desembocado en la aniquilación completa de este pueblo por el altísimo riesgo de propagar enfermedades, como un simple resfriado, frente a las que los sentineleses no tienen inmunidad.
En 2006, dos pescadores indios, Sunder Raj y Pandit Tiwari, que habían amarrado su barco cerca de Sentinel del Norte para dormir después de pescar furtivamente en las aguas alrededor de la isla, fueron asesinados cuando su barco se soltó y fue arrastrado hasta la orilla. Se sabe que los pescadores furtivos pescan ilegalmente en las aguas que rodean la isla, capturan tortugas y bucean en busca de langostas y pepinos de mar.
Los sentineleses han dejado claro que no quieren que les contacten. Es una sabia decisión. Pueblos indígenas vecinos resultaron exterminados después de que los británicos colonizaran sus islas, y no tienen inmunidad frente a enfermedades comunes como la gripe o el sarampión, que diezmarían su población.
Survival International es la única organización que lucha por todo el mundo para detener la exterminación de pueblos indígenas no contactados como los sentineleses. Esto no sería posible sin el apoyo crucial de miles de simpatizantes
¿Cómo viven los sentineleses?
Casi todo lo que conocemos de los sentineleses procede de las observaciones realizadas desde embarcaciones amarradas más allá de lo que alcanzan las flechas desde la orilla y durante breves periodos en los que los sentineleses permitieron a las autoridades acercarse lo suficiente para entregarles algunos cocos. Ni siquiera se sabe cómo se llaman a sí mismos, aunque sus vecinos del pueblo indígena onge llaman a Sentinel del Norte "Chia daaKwokweyeh".
Los sentineleses cazan y recolectan en la selva, y pescan en las aguas de la costa. A diferencia de sus vecinos del pueblo indígena jarawa, construyen embarcaciones (unas canoas muy estrechas, descritas como “demasiado estrechas como para que quepan dos pies en ellas”). Solo se pueden usar en aguas poco profundas ya que son dirigidas e impulsadas con una especie de pértiga.
Los sentineleses son un pueblo nómada, cazador-recolector, y se cree que viven en tres pequeñas comunidades. Tienen dos tipos diferentes de casas: largas cabañas comunales con varias hogueras para diferentes familias, y refugios más temporales, sin paredes laterales, que pueden verse a veces en la playa, con espacio para una familia nuclear. Las mujeres visten cuerdas atadas alrededor de la cintura, cuello y cabeza. Los hombres también llevan collares y cintas en la cabeza, pero con cinturones más anchos. Los hombres llevan lanzas, arcos y flechas.
Aunque a menudo se les describe en los medios de comunicación como gente de la “Edad de Piedra” es evidente que no es verdad. No existe ninguna razón para creer que los sentineleses hayan vivido de la misma forma durante los miles de años que probablemente llevan habitando las Islas Andamán. Sus modos de vida habrán cambiado y se habrán adaptado muchas veces, como lo hacen todas las sociedades. Por ejemplo, ahora usan metales que ha sido arrastrados hasta sus costas o que han recuperado de barcos hundidos en los arrecifes de la isla. Afilan el hierro y lo utilizan para las puntas de sus flechas.
Por lo que se aprecia desde la distancia, los isleños sentineleses son un pueblo saludable y próspero, en claro contraste con los otros pueblos indígenas granandamaneses a quienes los británicos intentaron llevar la “civilización”. Las personas que se ven en las costas de Sentinel del Norte parecen orgullosas, fuertes y sanos y los observadores siempre han visto a muchos niños y mujeres embarazadas.
Los sentineleses captaron la atención internacional tras el tsunami del año 2004 en Asia, cuando uno de los miembros de este pueblo fue fotografiado en una playa, disparando flechas a un helicóptero que estaba comprobando si se encontraban a salvo.
A finales del siglo XIX, M.V Portman, el "Oficial Británico a Cargo de los Andamaneses", desembarcó, acompañado de un gran equipo, en la isla de Sentinel del Norte con la esperanza de contactar a los sentineleses. El equipo incluía rastreadores de pueblos indígenas andamaneses que ya habían tenido contacto con los británicos, oficiales y convictos.
Encontraron comunidades recién abandonadas y caminos pero no se veía a los sentineleses por ninguna parte. Pasados unos días se cruzaron con una pareja de ancianos y algunos niños a los que se llevaron “en aras de la ciencia” a Port Blair, la capital de la isla. Como era de esperar, pronto enfermaron y los adultos murieron. Los niños fueron llevados de vuelta a la isla con una serie de regalos.
Se desconoce cuántos sentineleses enfermaron como resultado de esta “ciencia” pero es probable que los niños transmitieran las enfermedades a sus comunidades y que ello tuviera devastadoras consecuencias. El trauma intergeneracional de esta experiencia podría explicar la continua hostilidad y rechazo de los sentineleses hacia los foráneos.
Rechazo al contacto
Durante la década de 1970 las autoridades indias realizaron viajes ocasionales a Sentinel del Norte en un intento de ganarse la amistad de la tribu. Normalmente se organizaban a instancias de mandatarios en búsqueda de aventura. En una de estas expediciones dejaron en la orilla dos cerdos y una muñeca. Los sentineleses cazaron con sus lanzas a los cerdos y los enterraron junto con la muñeca. Estas visitas se volvieron más regulares en la década de 1980; los equipos intentaban desembarcar en lugares fuera del alcance de las flechas y dejaban regalos como cocos, plátanos y trozos de hierro. A veces los sentineleses parecían hacer gestos amistosos; otras veces se llevaban los regalos a la selva y después disparaban flechas al grupo que intentaba establecer contacto.
Aparentemente, en 1991 parece que hubo un avance. Cuando los funcionarios llegaron a Sentinel del Norte la tribu les hizo una señal para que les trajesen los regalos y entonces, por primera vez, se acercaron sin sus armas. Incluso se metieron en el agua y fueron hacia los barcos para recoger más cocos. Sin embargo, este contacto amistoso no duró mucho; aunque los viajes para llevar regalos continuaron durante algunos años, los encuentros no siempre fueron amistosos. En ocasiones los sentineleses apuntaron con sus flechas al grupo que intentaba establecer contacto, y en una ocasión atacaron una embarcación de madera con sus azuelas (hachas de piedra para cortar madera). Nadie sabe por qué los sentineleses primero abandonaron y después retomaron su hostilidad hacia las misiones de contacto, ni si alguno murió como resultado de enfermedades contagiadas durante esas visitas.
En 1996 se puso fin a las misiones regulares de entrega de regalos. Muchos funcionarios empezaron a cuestionar la lógica de intentar contactar a un pueblo que está sano y contento y que ha vivido prósperamente de manera independiente durante más de 55.000 años. El contacto amistoso solo tuvo consecuencias devastadoras para los granandamaneses. Un contacto prolongado con los sentineleses habría tenido casi con toda seguridad trágicas consecuencias.
En los años posteriores solo se llevaron a cabo visitas ocasionales, de nuevo con respuestas diferentes. Tras el tsunami de 2004, los funcionarios realizaron dos visitas para comprobar, desde la distancia, que la tribu parecía estar sana y que no sufría de forma alguna. Entonces declararon que no intentarían nuevos contactos con los sentineleses.
Tras una campaña de Survival y organizaciones locales, el Gobierno indio abandonó los planes de contactar a los sentineleses y su postura actual es la de que no se intente de nuevo establecer contacto con este pueblo.
Todas las visitas a Sentinel del Norte son ahora estrictamente ilegales y los guardacostas indios patrullan en torno a una zona de separación cercana a la costa para impedir que los foráneos se acerquen demasiado.
Se llevan a cabo controles periódicos, desde barcos anclados a una distancia segura de la costa, para asegurar que los sentineleses están bien y que no han decidido buscar el contacto.
¿Un "proyecto corporativo John Allen Chau" en la isla Gran Nicobar?
Los sentineleses son el pueblo más aislado de la Tierra, pero sus vecinos, los shompen, quizá sean los segundos más aislados. Viven en la isla de Gran Nicobar, en la parte más meridional del archipiélago de Andamán y Nicobar, y la mayoría de ellos también rechaza todo contacto con foráneos.
Mientras que el Gobierno indio prohíbe con razón a todos los foráneos visitar la isla Sentinel del Norte, sus planes para la isla Gran Nicobar no podrían ser más diferentes, ya que pretenden convertir la isla en el "Hong Kong de la India".
Para este proyecto de “megadesarrollo” se talarán casi un millón de árboles, que serán sustituidos por un megapuerto, una nueva ciudad, un aeropuerto internacional, una central eléctrica, una base de defensa, un parque industrial y la llegada de unos 650.000 colonos, lo que supondría un aumento de población de casi el 8.000 %.
Los peligros que este proyecto supone para los shompen son enormes. Al forzar el contacto y arriesgarse al genocidio de un pueblo tribal no contactado, este proyecto es en realidad un "John Allen Chau corporativo" a gran escala. El Gobierno nunca se atrevería a construir un megaproyecto de este tipo en el territorio de los sentineleses, pues sabe que habría una protesta pública.
En febrero de 2024, 39 especialistas internacionales en genocidio escribieron al presidente de la India, describiendo el megaproyecto como "una sentencia de muerte para los shompen, equivalente a un crimen internacional de genocidio”. Pidieron que se abandonara inmediatamente el proyecto.
Actúa ahora para ayudar a Los sentineleses
El trabajo de Survival por los sentineleses se centra en presionar a la India para detener la pesca furtiva ilegal en sus aguas y garantizar que los funcionarios mantienen la política de no contactado. Hay muchas formas en las que puedes contribuir:
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