Pescadores de la Amazonia
El Gobierno del estado de Mato Grosso está construyendo una serie de presas hidroeléctricas en el río Juruena que amenazan a los indígenas enawene nawes, a los peces que comen y a su ritual sacrado, Yákwa.
Con las primeras luces del amanecer, los hombres enawene nawes se reúnen en el exterior de haiti: la casa de las flautas sagradas.
Acaban de regresar de sus campamentos en la selva para celebrar la ceremonia de pesca más importante del año: el banquete de Yãkwa.
© Fiona Watson/Survival
Los enawene nawes son uno de los pocos pueblos indígenas en todo el mundo que no comen carne roja.
Son pescadores expertos. En la estación seca atrapan peces con un veneno llamado timbó, hecho con la savia de una enredadera leñosa.
Machacan fardos de la planta en el agua, lo que libera el veneno que asfixia a los peces, que entonces flotan hasta la superficie.
© Fiona Watson/Survival
En la estación húmeda, cuando las colinas de la Serra de Norte están cubiertas de nubes, comienza el ritual indígena más largo de la Amazonia.
Yãkwa mantiene la armonía del mundo y es un intercambio de comida de cuatro meses de duración entre los enawene nawes y los espíritus yakairiti subterráneos, dueños de los peces y de la sal.
© Fiona Watson/Survival
Al principio de Yãkwa los enawene nawes construyen waitiwina (presas) sobre Adowina (el río Preto).
Crean las presas con troncos entrecruzados que forman un encaje de madera enlazada, en la que insertan decenas de trampas con forma de cono. Utilizan cortezas y lianas para unir las piezas.
“El Adowina es un río para waitiwina”, dice un hombre enawene nawe. “Los árboles son altos y la tierra es buena”.
© Fiona Watson/Survival
El agua es absorbida a través de los conos, y así atrapan a los peces que nadan corriente abajo después de haber desovado en la cabecera del río.
Yãkwa ha recibido el reconocimiento del Ministerio de Cultura de Brasil como parte de la herencia cultural del país.
© Fiona Watson/Survival
Guardan los peces en pequeñas cestas tejidas con hojas de palma y luego los ahúman en ahumaderos especiales. Después los llevan de vuelta a la comunidad en canoa.
Al final de Yãkwa destruyen las presas para asegurar que los peces puedan volver a nadar río arriba para desovar.
© Fiona Watson/Survival
Intercambian sal, mandioca (o yuca) y miel con los espíritus yakairiti durante un espléndido banquete.
Los hombres envuelven sus cinturas en fibras de palma, y sus collares van adornados con plumas de guacamayo rojo, hocofaisán y halcón.
Se mueven en círculo con pasos lentos, acompañando sus cantos de los profundos sonidos de las flautas de bambú.
© Fiona Watson/Survival
La UNESCO, un organismo de Naciones Unidas, hizo recientemente un llamamiento para la protección urgente del ritual Yãkwa, y se refirió al mismo como herencia cultural intangible.
En los últimos años, sin embargo, los enawene nawes han tenido dificultades para llevarlo a cabo, debido al descenso del número de peces por la deforestación y la construcción de las presas hidroeléctricas.
© Fiona Watson/Survival
En 2009 la situación fue tan grave que la empresa constructora de una presa se vio obligada a comprar tres mil kilos de pescado de piscifactoría para garantizar la supervivencia de los indígenas.
“Cuando era pequeño, siempre venía a las presas con mi padre”, cuenta Kawari, un anciano enawene nawe.
“Nosotros dejamos que los peces vayan río arriba a poner sus huevos. Pero si se construyen las presas hidroeléctricas todos los huevos desaparecerán y los peces morirán”.
© Fiona Watson/Survival
Los indígenas no han dado su consentimiento a la construcción de las presas hidroeléctricas, como la de Telegrafica (en la imagen superior), ni a la deforestación de sus tierras por los ganaderos.
Stephen Corry, director de Survival International, ha declarado: “Es una amarga ironía que mientras se reconoce el Yäkwa como parte de la herencia cultural de Brasil, éste podría dejar de existir muy pronto”.
© Survival International
“No sabíamos que los blancos iban a robarnos nuestra tierra. No sabíamos nada de la deforestación”.
“No conocíamos las leyes de los hombres blancos”.
© Fiona Watson/Survival
Los enawene nawes están presionando para que se reconozca como suya la zona de río Preto y para que los ganaderos sean expulsados.
“El río Preto es vital para nuestra supervivencia. ¿Por qué dicen los ganaderos que es suyo?”
“¿Conocen acaso los primeros nombres del río Preto? No. Estos son los verdaderos nombres del río: Adowina, Hokosewina y Kayawinalo”.
“Y nosotros, los enawene nawes, somos los verdaderos propietarios”.
© Fiona Watson/Survival
“Mi sabiduría es antigua. Sé estas cosas desde hace mucho tiempo”.
“Al Adowina no lo conozco desde hace poco tiempo, sino desde hace mucho”.
“No acabo de nacer”.
Kawari, anciano enawene nawe.
© Fiona Watson/Survival
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