Sorprendentes habilidades indígenas para la conservación de la naturaleza
Los pueblos indígenas y tribales cuidan de sus entornos mejor que nadie.
Los indígenas awás del nordeste de la Amazonia brasileña conocen los beneficios de, al menos, 275 plantas y distinguen unas 31 especies de abejas productoras de miel. Cada tipo de abeja está asociada con otro animal de la selva, como la tortuga o el tapir.
En los 80, el Proyecto Gran Carajás abrió la selva de los awás a madereros y ganaderos ilegales. Desde entonces, más del 30% de su tierra ha sido destruida.
Los “pigmeos” bakas de África central comen 15 clases de miel silvestre y más de 10 tipos de batata salvaje. Al dejar parte de la raíz intacta en el suelo consiguen propagar su crecimiento por el bosque. La batata es uno de los alimentos favoritos de los elefantes y de los jabalíes salvajes
Los bakas aprenden a no excederse a la hora de cazar animales del bosque. Según una mujer baka: “Cuando encuentras a un animal hembra con su cría no debes matarla. Más aún, cuando las pequeñas crías caminan junto a su madre está estrictamente prohibido cazarlas”.
Sin embargo, a pesar del íntimo conocimiento que acumulan de su medioambiente, los bakas del sudeste de Camerún se enfrentan a arrestos y palizas, tortura e incluso muerte a manos de los guardabosques que financia y apoya el gigante conservacionista WWF (El Fondo Mundial para la Naturaleza).
Llama especialmente la atención el caso de los bosquimanos, que pese a vivir en una de las regiones más áridas del planeta, el desierto del Kalahari, consumen alrededor de 150 especies diferentes de plantas y cuentan con una dieta especialmente rica en vitaminas y nutrientes. Aunque han cazado de forma sostenible durante generaciones, los últimos cazadores de África sufren actualmente abusos, tortura y arrestos cuando se los descubre cazando para alimentar a sus familias.
“Sé cómo cuidar de las presas. Es por lo que nací con ellas, viví con ellas y todavía están ahí. Si vas a mi zona, encontrarás animales, lo que demuestra que sé cómo cuidar de ellos. En otras áreas, no hay animales”, explicaba un bosquimano.
En la India los baigas han puesto en marcha su propio proyecto para “salvar a la selva del departamento forestal”, estableciendo reglas para su propia comunidad y para los foráneos con el objetivo de proteger el bosque y su biodiversidad. Como resultado, la disponibilidad de suministro de agua ha aumentado y han podido recolectar más hierbas y medicinas de la selva.
Los baigas no cazan tigres. Por el contrario, consideran a este animal como a su hermano pequeño. Pero como tantos otros pueblos tribales de la India, miles de baigas han sido expulsados ilegalmente y a la fuerza de su tierra ancestral en nombre de la "conservación" de tigres, mientras los turistas son bienvenidos.
Un baiga declaró: “Los guardas forestales no saben cómo cuidar del tigre. Si se topan con uno traen a grupos y grupos de foráneos para verlo. Esto realmente daña al tigre. Pero los guardas del parque no pueden verlo.”
Son muchos más los ejemplos que señalan a los pueblos indígenas y tribales como los mejores conservacionistas y guardianes del mundo natural. Imágenes satelitales y estudios académicos han demostrado que estos proporcionan una barrera vital contra la deforestación de sus tierras. A pesar de ello, todavía siguen siendo expulsados ilegalmente de sus tierras ancestrales en nombre de la “conservación” de la naturaleza. A menudo se afirma erróneamente que sus tierras son “vírgenes” o “salvajes”, pese a que pueblos indígenas han dependido de ellas y las han gestionado durante milenios.
Según explica el director de Survival International, Stephen Corry: “Los pueblos indígenas y tribales cuidan de sus entornos mejor que nadie; después de todo, han dependido de ellos y los han gestionado durante miles de años. Para que la conservación de la naturaleza realmente funcione, los conservacionistas deben preguntar a los pueblos indígenas qué tipo de apoyo necesitan para proteger sus tierras, escucharlos y estar preparados para respaldarlos tanto como sea posible. Se requiere con urgencia un importante cambio en la forma de concebir la conservación de la naturaleza .”