“Destruir sus colinas sería como arrasar la abadía de Westminster”
El ex Monty Python Michael Palin habla de sus viajes al hogar de los dongria kondh en las colinas de Niyamgiri, Orissa, India, en nombre de Survival International (martes 22 de agosto de 2010).
“La idea de que las colinas de Niyamgiri serán destruidas es inconcebible, especialmente para una tribu como los dongria kondh”, dijo el actor, presentador y explorador Michael Palin en una charla en el Hotel Soho de Londres a beneficio de Survival. “Sería como arrasar la abadía de Westmister”.
Michael Palin se estaba refiriendo a las conexiones espirituales de los dongria kondh con sus tierras ancestrales, las colinas de Niyamgiri cerca de Lanjigarh, en el estado de Orissa, en el este de la India. Para los dongria, la montaña es el trono de su dios, Niyam Raja. Pero para la empresa británica Vedanta Resources sólo es una lucrativa fuente de minerales: la cima de la montaña esconde un yacimiento de bauxita de aluminio valorado en 2.000 millones de dólares.
La mina a cielo abierto que Vedanta planeaba construir habría destruido los bosques, alterado el curso de los ríos y supuesto el final de los dongria kondh como pueblo. En agosto de 2010, sin embargo, y en lo que fue un triunfo no sólo para los dongria, que llevan años plantándole cara a Vedanta, sino también para todos los pueblos indígenas oprimidos del mundo, el Gobierno indio rechazó conceder la licencia final para la mina de Vedanta.
Michael Palin decidió visitar Orissa el año pasado, mientras recababa información para una novela: necesitaba visitar una parte del mundo donde, como él mismo dijo, “hubiera un conflicto entre la gran industria e indígenas; donde las fuerzas del dinero y del poder se hubieran aliado en contra de un pueblo que había ocupado esa tierra desde hacía miles de años”.
Cuando supo de la lucha de los dongria contra Vedanta, Michael comenzó su viaje en la antigua capital de Orissa, Bhubaneshwar, y viajó por el interior hacia las Eastern Ghats, hasta que finalmente llegó a Lanjigarh, donde se encuentra la refinería de Vedanta.
Palin describió muchas de las imágenes de la ruta desde Bhubaneshwar: chozas de adobe y paja decoradas con motivos hechos con polvo de arroz, esculturas que representaban elefantes budistas sometiéndose a leones hindúes, camiones decorados con borlas multicolores y monumentos a los héroes naxalitas locales.
A medida que atravesaba las zonas indígenas, el paisaje de Orissa se hacía cada vez más rural. Cuando llegó a Lanjigarh, sin embargo, vimos en sus fotografías el manchurrón de Vedanta en ese mismo paisaje: los campos de arroz con pilones aquí y allá, grandes vehículos que transportaban las turbinas necesarias para la refinería de Vedanta y las chimeneas, el cemento, el humo y las gruesas vallas de la propia refinería, una aberración industrial sobre un fondo de colinas boscosas.
“No quiero sonar hipócrita porque, como la mayor parte de la gente en los países industrializados, soy un consumidor de aluminio”, dijo. “El problema es de dónde lo sacas y lo que tienes que hacer para extraerlo y, en este caso, no veo cómo Vedanta puede justificar el daño que ha hecho en Lanjigarh”. Describió los charcos de “fango rojo” con líquidos tóxicos que rodeaban la refinería: el desecho del procesamiento de aluminio. (Informes recientes sugieren que los charcos filtran componentes químicos tóxicos a los acuíferos subterráneos, y que los habitantes de la zona se han quejado de las úlceras que están apareciendo en sus cuerpos después de lavarse en ríos próximos a la refinería).
Ya en la comunidad dongria kondh vio cómo sus prácticas y espirituales vidas están completamente entretejidas con el medio ambiente (el nombre dongria kondh significa “protector de los arroyos”, ya que muchos ríos cruzan las colinas de Niyamgiri). Sacar la bauxita de las colinas también destruiría el sistema de irrigación de la zona, porque “todo su patrón de agricultura está basado en la forma en que el agua baja por las colinas”.
La imagen de una mujer y su nieto adentrándose en los bosques para recolectar comida es un claro recordatorio de la vida que sería destruida si se construyera la mina. “Lo que me conmovió especialmente fue el darme cuenta de que si Vedanta se salía con la suya, el sustento de este niño pequeño sería destruido en menos de un año”, dijo.
Después, cuando volvió al Reino Unido, Michael descubrió que el proyecto minero había sido rechazado. “En el caso de los dongria, los chicos grandes no ganaron”, dijo Palin. “Esto da mucha esperanza a otros pueblos indígenas en situaciones similares”.
Al final de la charla, un miembro del público preguntó a Michael qué había aprendido durante su investigación en la India. “El modo de vida de los dongria ha funcionado durante 2.000 años sin dañar a nadie más”, respondió, “así que me enseñó que si la gente no se quiere ir de sus tierras, tú no puedes echarlos”.
“Y una cosa más”, añadió. “También me enseñó que no hay nadie completamente indefenso”.