Indígenas acusados por asesinatos en la “Curva del Diablo” van a juicio

28 mayo 2014

La policía disuelve un bloqueo cerca de Bagua, Perú, 5 de junio de 2009. © Thomas Quirynen

Esta página se creó en 2014 y puede contener terminología en desuso.

Cincuenta y tres personas fueron a juicio el pasado lunes en Perú, bajo cargos relacionados con los violentos enfrentamientos entre manifestantes indígenas y la policía que se produjeron hace cinco años y que dejaron treinta y tres muertos.

La violencia estalló en junio de 2009, tras más de 50 días de protesta a escala nacional encabezada por indígenas amazónicos de Perú ante los planes del Gobierno de despojarlos de sus derechos y abrir la Amazonia a la extracción petrolífera y la minería.

Los choques sucedieron en la ciudad de Bagua, al norte de la Amazonia peruana, después de que la policía se enfrentara a los manifestantes indígenas que llevaban más de dos meses bloqueando pacíficamente la carretera en un lugar conocido como “la Curva del Diablo”.

Veintitrés agentes policiales, cinco indígenas y cinco “civiles” fueron asesinados y más de doscientas personas resultaron heridas durante el suceso, según un informe publicado por el defensor del pueblo de Perú. Informes extraoficiales estimaron una cantidad de muertes mucho mayor.

Entre los acusados se encuentra Alberto Pizango, el presidente de la asociación indígena amazónica AIDESEP. La fiscalía ha pedido que Pizango sea encarcelado de por vida por “incitar a la violencia”.

Desde los enfrentamientos, varios de los polémicos decretos del Gobierno han sido revocados. En 2011 el presidente de Perú, Ollanta Humala, aprobó una ley diseñada para garantizar el derecho de los pueblos indígenas al consentimiento libre, previo e informado sobre cualquier proyecto que los afecte a ellos y a sus tierras.

No obstante, desde entonces el Gobierno ha aprobado la polémica expansión del faraónico proyecto de gas de Camisea, a pesar de que penetrará en la profundidades del territorio de indígenas no contactados.

Una de las empresas que apuntala las tensiones en la Amazonia peruana es Repsol. La vinculación del gigante petrolero español en el proyecto gasístico de Camisea ha sido condenada a escala internacional por no reconocer los peligros que los trabajos acarrearían para las vidas de los pueblos indígenas aislados extremadamente vulnerables.

El Gobierno de Perú ha sido fuertemente criticado tanto por los pueblos indígenas como por los familiares de los policías fallecidos por su incapacidad para prevenir la violencia.

Ningún agente policial ha sido llevado a juicio hasta el momento.

Lee el informe de Survival que recoge el testimonio de los testigos aquí.

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