Narendra Modi reelegido: una tragedia para los pueblos indígenas de la India

© Survival

PorJonathan Mazower, director de comunicación de Survival International, julio de 2019. Este artículo fue publicado en Democracia Abierta.

 

El nacionalismo del presidente reelegido y sus políticas derechistas y desarrollistas amenazan con expulsar de sus ecosistemas a millones de indígenas que habitan los bosques de la India.

 

El resultado de las mayores elecciones de la historia, celebradas en India este año, supone una terrible noticia para los pueblos indígenas del país. El nuevo presidente de la democracia más grande del planeta, Narendra Modi, está en boca de todos por engrosar la lista de políticos con inclinaciones nacionalistas. Mientras, muchos grupos minoritarios padecen las consecuencias de este viraje a la derecha: en el último año se ha producido una escalada alarmante de las amenazas contra los pueblos indígenas y tribales alrededor del mundo.

El llamado Trump de los Trópicos, o Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, ha sido repudiado por su ataque a los pueblos indígenas del país, ¡y con razón! Sin embargo, la magnitud del ataque a los pueblos indígenas de la India es inaudita: indígenas y habitantes de los bosques corren el riesgo de ser expulsados masivamente de sus hogares, y decenas de millones podrían ser pronto víctimas de leyes absolutamente draconianas que permiten que se les “dispare en el acto”, con inmunidad total para los perpetradores: es decir, básicamente sin que estos afronten ningún procesamiento o recurso legal.

Los famosos bosques de la India son el campo de batalla donde se desarrolla la guerra que la administración de Modi ha declarado a los pueblos indígenas de la nación. Muchas de las tribus de la India viven en bosques y dependen de estos ecosistemas para sobrevivir. Sus grandes extensiones boscosas son ricas en biodiversidad, y el hogar de algunos de los animales más icónicos del país como, por ejemplo, el tigre.

Pueblos indígenas, como los chenchus de Telangana y Andhra Pradesh, han convivido de forma armoniosa con el tigre, a quien honran y veneran pero no temen. En palabras de Thokola Guruvaiah, un hombre chenchu: “Los amamos [a los tigres] como amamos a nuestros hijos. Si un tigre o un leopardo mata a nuestro ganado no sentimos decepción o enfado; al contrario, nos sentimos como si nuestros hermanos hubieran visitado nuestro hogar y comido lo que les apetecía.”

En febrero de 2019, el Tribunal Supremo de la India ordenó la expulsión masiva de indígenas y habitantes de los bosques del país, en respuesta a una petición de grupos de conservación de la naturaleza en la que afirmaban que la presencia humana en regiones boscosas supone una amenaza para los animales salvajes (resulta paradójico: una vez que se ha expulsado a estas personas de sus tierras, estos mismos conservacionistas no parecen tener ningún problema con las hordas de turistas que arrasan las áreas naturales en ruidosos y contaminantes todoterrenos…). Esta aparente, pero completamente falsa, amenaza que los pueblos indígenas representan para los animales salvajes ha derivado ya en la expulsión de más de 100.000 personas de sus tierras ancestrales en el país. Aunque a estas familias y comunidades se les apalabró una compensación, las prestaciones prometidas con demasiada frecuencia no se materializan jamás.

El resultado de estas expulsiones son devastadoras, y personas que nunca habían sufrido pobreza gracias a la abundancia de sus bosques se ven innecesariamente forzadas a la indigencia. Alguien lo suficientemente despiadado para decir que este sufrimiento es un precio justo a pagar por la conservación del tigre debería advertir un hecho fundamental: en la primera reserva de tigres de la India donde los pueblos indígenas lograron su derecho a quedarse en su tierra de manera permanente, la población de tigres en la región aumentó más de tres veces por encima de la media nacional.

Liquid error: internal

Mientras sus derechos son sistemáticamente socavados, aparecen más y más evidencias de que los pueblos indígenas son los mejores conservacionistas y guardianes del mundo natural. Estas comunidades han vivido de la caza y la recolección, o de la agricultura de subsistencia, durante generaciones, así que su supervivencia diaria ha dependido en todo momento de su profundo conocimiento del entorno y de su habilidad para mantener saludables las poblaciones de fauna salvaje: no es casualidad que el 80% de la biodiversidad del planeta se concentre en territorios indígenas. Poseen un conocimiento y experiencia únicos cuyo valor se está demostrando inestimable para la ciencia y la conservación de la naturaleza, y que se declarará esencial en la lucha urgente contra el cambio climático.

¿A dónde irán tantísimas personas expulsadas de sus hogares? ¿Cómo sobrevivirán una vez que sean separadas de los recursos de los que dependen, sin dinero ni forma de conseguirlos en otro lugar? Es sangrante que una negligencia del Gobierno haya derivado en este, a todas luces, error judicial: nadie se personó en el juicio para argumentar contra la moción de expulsarles porque el Gobierno ni tan siquiera se molestó en enviar un representante legal que defendiera su propia legislación. Tras las protestas y críticas generalizadas, el Gobierno se vio forzado a intervenir y la Corte Suprema mantuvo su fallo hasta julio. Pero ya superadas las elecciones la presión sobre el Gobierno es menor y es probable que cuando la Corte vuelva a reunirse, de una forma u otra, la sentencia sea ratificada.

De ser así, las ahora pobres y desesperadas víctimas de las expulsiones podrán ser disparadas si tratan de volver a entrar a sus bosques en busca de comida, leña o plantas medicinales. Esto, de acuerdo con las enmiendas propuestas a la Ley de Bosques de la India (IFA, según sus siglas en inglés: Indian Forest Act, 1927), filtradas en marzo de este año. Pese a que esta legislación fue creada inicialmente por los británicos para tener el control legal sobre los bosques indios, las nuevas propuestas, sorprendentemente, son mucho más severas que la ley colonial original.

Los empleados forestales, “justificados” por los organismos tradicionales de la “conservación de la naturaleza”, tendrán una alarmante posición de impunidad, incluyendo el poder de disparar a personas que prácticamente no tienen derecho ni posibilidad de cambiar una situación injusta; imponer “castigos comunitarios” al pueblo entero de un individuo; y los sospechosos serán considerados culpables y tratados como criminales hasta que puedan demostrar su inocencia.

Bajo estas propuestas, ningún empleado forestal podrá ser arrestado por ninguna ofensa cometida en “el desempeño de su labor” sin una investigación, y las administraciones estatales no podrán autorizar una investigación de irregularidades sin constituir una comisión investigadora conducida por un juez de ejecución de sentencias. En las ocasiones en que se han autorizado políticas como estas, ha imperado el: “dispara primero, pregunta después” y los resultados han sido catastróficos.
De los 370 millones de indígenas que se estima que habitan en el planeta, más de 100 millones viven en la India, lo que significa más de un cuarto de la población indígena mundial.

En el Parque Nacional de Kaziranga en Assam, por ejemplo, donde a los empleados se les dijo “nunca permitas una entrada no autorizada (mata al indeseado)”, 65 personas fueron sido asesinadas solo entre 2010 y 2016. En 2016, un niño de siete años sufrió un disparo y heridas que le han dejado mutilado de por vida. Aunque se supone que el objetivo de la ley es prevenir la caza furtiva, Survival International ha revelado que ha habido personas inocentes asesinadas por guardaparques, entre ellos un hombre con dificultades de aprendizaje que buscaba una vaca perdida.

Liquid error: internal

Aunque la amenaza a los derechos de los pueblos indígenas es una preocupación seria en todo el mundo, la enorme dimensión de lo que sucede en la India es incomparable: la cantidad de personas, familias y comunidades que están a punto de sufrir la absoluta destrucción de sus vidas es desmesurada, atroz.

Como dijo un hombre chenchu a una compañera recientemente: “Sin nosotros el bosque no sobrevivirá, y sin el bosque nosotros no sobreviviremos. Quedarnos en una ciudad, aunque sea por un par de días, para nosotros es una pesadilla. Si nos estáis pidiendo que vivamos allí para siempre, con toda seguridad moriremos. Nadie tiene derecho a expulsarnos de este bosque; si lo hacéis, entonces, indirectamente, nos estáis pidiendo que muramos”.

Compartir