Un tributo a Claudia Andujar

Chamán yanomami © Claudia Andujar/Survival

Presentación hecha por Stephen Corry, entonces director de Survival International, con motivo de la entrega a la fotógrafa brasileña Claudia Andujar del máximo galardón civil alemán, la Medalla Goethe, en Weimar, 28 de agosto de 2018.

Una joven yanomami © Claudia Andujar/Survival


Doy gracias al Instituto Goethe por la oportunidad que me da de presentar a Claudia Andujar, acompañada en esta ocasión por el chamán yanomami, Davi Kopenawa .

Cuando Schiller escribió “Deine Zauber binden wieder Was die Mode streng geteilt”*, hablaba de la magia de la alegría, pero nosotros reconocemos por supuesto cómo la magia del arte también supera diferencias.

En su máxima expresión, nos hace recordar el principio más importante de todos: todos tenemos el mismo valor, independientemente de lo diferentes que parezcamos o vivamos. Todos tenemos la obligación de ayudarnos los unos a los otros cuando podemos.

Claudia Andujar es una artista y activista. Lleva cincuenta años fotografiando a un pueblo indígena amazónico, los yanomamis, un pueblo que se ve, vive y piensa de manera muy diferente a la mayoría de nosotros.

Los yanomamis ya eran famosos. Un antropólogo nos dijo en los años sesenta que estos indígenas eran salvajes. Pero estaba equivocado. Claudia nos muestra a personas tan amorosas como cualquiera, personas preocupadas por su lugar en el mundo, que aceptan una total responsabilidad por la salud física y espiritual de su entorno más amplio, tanto de lo visible como de lo que no se ve.

Ninguna tribu amazónica ha sido retratada con una comprensión tan profunda.

En 1978, el gobierno de Brasil planificó la construcción de carreteras que reducirían las tierras de los yanomamis a unas pocas áreas minúsculas. Este plan les habría destruido. Claudia inició una campaña abogando por una sola área continua que protegiese todo su territorio.

No estaba sola. Un misionero, Carlo Zaquini, estuvo de su lado; un antropólogo, Bruce Albert, se les unió. Survival International tuvo el privilegio de proyectar la campaña en todo el mundo. Y mucho más importante: Davi Yanomami surgió como el guía y la voz yanomami clave, que mostró a su gente cómo el estado planeaba su destrucción.

Claudia Andujar, fotógrafa y activista, con Davi Kopenawa, chamán y portavoz clave de los yanomami, 2010. © Fiona Watson/Survival

Esta campaña no habría tenido éxito sin la tenacidad de Claudia.

Hace casi 30 años, en el apogeo de la campaña, les pedí a Davi y a Claudia si acompañarían a Survival International cuando recibimos el Premio Nobel Alternativo. Queríamos usar la ceremonia de entrega en el parlamento sueco para mantener vivo el interés en la difícil situación de los yanomamis. Davi no había viajado jamás fuera de Brasil, pero ambos aceptaron. Ningún chamán amazónico de esta talla había estado en el “mundo exterior” y ello generó un gran interés mediático, lo que a su vez
incrementó la presión.

En 1992, después de 14 años de campaña, Brasil finalmente acordó proteger el territorio yanomami. La campaña funcionó.

No resolvió todo. El área fue invadida por mineros que introdujeron violencia y enfermedades. Actualmente, las tierras indígenas están en peligro en todo Brasil debido a que el país está siendo arrastrado hacia una corriente ideológica retrógrada que da más importancia a los beneficios económicos que al bienestar de las personas. Pero los yanomamis sencillamente no habrían sobrevivido sin la campaña.

No conozco a otra persona artista en ninguna otra parte del mundo que haya salvado a todo un componente de nuestra familia humana. El territorio yanomami es ahora el área de selva más grande en el mundo que es protegida por un pueblo indígena, y ellos son mucho, pero mucho mejores conservacionistas, guardianes del mundo natural, que nuestros “expertos”.

Algunos yanomamis permanecen no contactados, y todos aún necesitan la fuerza de la opinión pública ahora que los políticos brasileños se vuelven contra ellos una vez más.

El trabajo de Claudia, visto por millones, seguirá siendo un legado único para toda la humanidad.

Pero hay más. Claudia creció en la zona fronteriza rumano-húngara en los años 30, su ciudad quedó bajo la ocupación nacionalsocialista. Un día una persona de buen corazón, un policía, le dijo a la mamá de Claudia que su esposo sería arrestado: debía escapar inmediatamente. Claudia corrió a informarle, pero él no escapó. Esta fue la última vez que ella lo vio antes de que él fuera trasladado a morir en el horror de un campo de concentración.

La mamá de Claudia huyó con su hija. Llegaron a Austria donde la policía secreta comenzó a interrogar a la madre, dejando a la niña sola en Viena.

Esta chica de 13 años entraba y salía repetidamente del cuartel general de la Gestapo, sola, preguntando por su madre, escondiendo todo el tiempo una carta – en su cuerpo- que de haber sido encontrada ambas habrían sido ejecutadas.

Finalmente, la Gestapo las dejó ir y las dos llegaron a Suiza neutral; y eventualmente emigraron a Brasil.

Comencé con las palabras de Schiller acerca de la magia que une a la gente. Esas palabras fueron por supuesto musicalizadas por otro artista radical, Beethoven, y mucho más tarde, después de los horrores del nacionalsocialismo, se convirtieron en el himno de la mayoría de los países de Europa occidental, unidos en paz por primera vez en la historia.

Es un testimonio de vosotros, los herederos de este pensamiento progresista, que Alemania haya otorgado este premio, que lleva el nombre de Goethe, amigo de Schiller, a esta sobreviviente de una Europa machacada. Una mujer que se convirtió en una fotógrafa única y en salvadora de un pueblo distante y aparentemente muy diferente.

Claudia Andujar no se considera una heroína, por lo tanto me complace describir brevemente la historia extraordinaria de mi intrépida amiga. Creo que, al igual que los yanomamis, su legado perdurará durante muchas generaciones, en sus fotos, pero sobre todo en la supervivencia de la selva y de su gente.

*"Tu magia une de nuevo lo que la acerba costumbre había separado”

Descubre la galería Aprendemos de los grandes espíritus con imágenes de Claudia Andujar.


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